Combatir el cambio climático en México será un desafío aún mayor. A pesar de que Claudia Sheinbaum ha calificado el cambio climático como un “riesgo nacional”, su gobierno ha propuesto un recorte de casi el 40% al presupuesto de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). ¿Titán del clima? Más bien parece que nos dirigimos hacia un Titanic ambiental.
Según el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) 2025, los recursos asignados a la Semarnat pasarían de 70,245 millones de pesos en 2024 a solo 44,370 millones en 2025, una disminución real del 39.4%.
Este recorte coloca a la Semarnat como la segunda dependencia más afectada presupuestalmente, solo por detrás de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Un contraste que preocupa
Este recorte contradice los compromisos ambientales asumidos por el gobierno de Sheinbaum. Por un lado, ha sido reconocida como una líder climática por la revista TIME, que la nombró “Titán” del clima en su lista TIME100 Climate 2024.
Por otro lado, los recursos asignados a la Semarnat disminuyen drásticamente, dificultando su capacidad para cumplir metas nacionales e internacionales, como el Convenio Marco de la ONU sobre Cambio Climático y los acuerdos para proteger la biodiversidad.
Gustavo Alanís, director del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), advierte que este recorte pone en riesgo la fiscalización y procuración de justicia ambiental, además de comprometer la capacidad del país para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Desde la COP29 en Bakú, Alanís expresó su preocupación: “La reducción del presupuesto de la Semarnat, de alrededor del 40%, no es una buena noticia. Esto limitará nuestras acciones en un contexto climático cada vez más complejo”.
Impacto económico y social
El panorama no es alentador. La propia Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) reconoce en sus Criterios Generales de Política Económica que el cambio climático podría afectar el crecimiento económico entre 2025 y 2030.
Eventos meteorológicos extremos podrían generar desabasto agrícola y una reducción en el capital disponible, exacerbando los desafíos económicos del país.
Alicia Bárcena, titular de la Semarnat, también ha expresado su preocupación. “No cabe duda de que este recorte afectará nuestra capacidad de trabajo”, señaló, añadiendo que buscarán recursos internacionales para compensar la disminución presupuestaria.
Contrastes en las prioridades del gobierno
Mientras el presupuesto para la Semarnat se reduce, otros proyectos como el Tren Maya y Petróleos Mexicanos (Pemex) reciben montos significativos. En 2025, el Tren Maya contará con 40 mil millones de pesos, mientras que Pemex tendrá 464 mil millones de pesos para proyectos de sostenibilidad y expansión.
Estas decisiones evidencian un marcado contraste entre las prioridades del gobierno y los desafíos ambientales que enfrenta el país.
¿Qué pensamos en #PlanetaB?
¿Compromiso o contradicción? La decisión de reducir el presupuesto de la Semarnat pone en tela de juicio la congruencia de Claudia Sheinbaum como líder climática.
Por un lado, su reconocimiento como “Titán” del clima en la lista TIME100 parece celebrar su conocimiento técnico y su compromiso con la ciencia climática. Por otro lado, sus acciones como presidenta muestran un mensaje contradictorio: la Semarnat, pieza clave en la lucha contra el cambio climático, enfrenta uno de los recortes más severos.
¿Puede México realmente aspirar a convertirse en un líder climático global mientras prioriza proyectos como el Tren Maya, ampliamente criticado por su impacto ambiental, y destina recursos exorbitantes a Pemex, una empresa petrolera que, aunque intenta adoptar prácticas sostenibles, sigue siendo un emblema de la dependencia a los combustibles fósiles?
El reto no radica solo en mantener un discurso ambientalista, sino en garantizar que las decisiones presupuestarias reflejen esa retórica. El cambio climático no espera, y cada año perdido puede traducirse en sequías más severas, pérdidas económicas y deterioro ambiental irreversible.
El verdadero liderazgo climático no se mide solo por el conocimiento científico o las intenciones declaradas, sino por las acciones concretas y las prioridades presupuestarias.
En este sentido, Sheinbaum enfrenta un dilema: ¿continuará buscando reconocimiento internacional mientras desatiende las necesidades internas? O, ¿será capaz de reconciliar su discurso con acciones contundentes que preparen a México para enfrentar los retos de un futuro incierto?
El tiempo, y los resultados, serán los jueces definitivos de su legado climático. Mientras tanto, queda una pregunta abierta: ¿es suficiente el reconocimiento internacional para ocultar las contradicciones internas?
¿Qué opinas? ¿Crees que este recorte es justificable, o pone en entredicho su liderazgo climático?
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