Los polinizadores, son uno de los animales más especiales y críticos para el balance de nuestro planeta. La polinización hace referencia al desplazamiento o trasiego del polen desde una flor que lo produce, a otra flor de su misma especie, en principio, que lo recibe.
Este fenómeno que podría ser catalogado como sencillo o simple, pero tiene consecuencias inmediatas y de gran trascendencia como la formación de un fruto y semilla que le servirá al vegetal para perpetuar su especie.
Las abejas, uno de los polinizadores más conocidos, son fundamentales para mantener la alta diversidad genética que existe en nuestro país, pero algunas poblaciones han disminuido un 30% en América Latina, por lo que necesitamos realizar acciones para su conservación.
“...Los polinizadores cumplen una función importante para mantener la alta diversidad genética de nuestro país. Sin embargo, la deforestación, el uso indiscriminado de plaguicidas no regulados en la agricultura industrial y el cambio climático han causado el descenso de sus poblaciones de manera alarmante…”, de acuerdo con un comunicado de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat)
Ante este escenario la Semarnat, en conjunto con la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México (SECTEI) impulsa un proyecto de jardines de polinizadores, los cuales tienen como meta la conservación y utilización sostenible de la biodiversidad.
“...Al menos 20 mil especies contribuyen con esta acción fundamental, como las abejas domésticas, abejas silvestres, abejorros, avispas, mariposas, moscas, escarabajos, colibríes y murciélagos, entre otros…”, explicó Coral Rojas, responsable del área de agroecología de la Semarnat.
Actualmente, el 70% de los cultivos y el 80% de las plantas silvestres dependen de los servicios ecosistémicos que aportan para la producción de frutos y semillas como frijol, haba, chícharo, melón, sandía, calabaza, pepino, naranja, mandarina, toronja, manzana, pera, ciruela, tejocote y capulín; y otras especies como café, cacao y vainilla.
Aunque algunos cultivos como la fresa pueden fructificar sin polinización, pero el sabor de estos es deficiente.
“...Se estima que uno de cada tres bocados depende directamente de estas especies. Sin ellas, la dieta de la población carecería de minerales y complejos vitamínicos esenciales, lo que afectaría la salud...”, apuntó Rojas.
Para lograr su conservación, la Semarnat diseñó el primer espacio hecho únicamente para los polinizadores con una superficie de casi media hectárea, en la Ciudad de México, en Viveros de Coyoacán.
“...Se trata de hacer un jardín con muchas flores que sea muy agradable a la vista, además de convertirse en espacios de educación ambiental que podrán ayudar a reflexionar a la ciudadanía sobre la importancia que tiene la preservación y los beneficios de los polinizadores…”, continúa el comunicado.
El jardín tendrá una alta diversidad de plantas melíferas y productoras de polen, que aportarán alimento a lo largo del año para los polinizadores identificados en esa zona.
Contará con más de 50 especies vegetales, con árboles de naranja, limón, guayaba, ciruelo, durazno, manzana y pera; arbustivas como hierba del carbonero o escoba, hinojo, cola de caballo, tronadora, muicle, huele de noche, azomiate, granada y azalea; suculentas como sábila y cactáceas.
También herbáceas silvestres/medicinales como pericón, mirasoles, cempasúchil, siempreviva, diente de león, gordolobo, mirto, verbena y manzanilla. Ornamentales como lavanda, dalias, caléndula y romero, así como especies trepadoras como pitahaya, coralillo y mantos.
Coral Rojas detalló que las plantas tienen polinizadores especializados. Por ejemplo, a los murciélagos les gustan los agaves, cactáceas de flores nocturnas; al abejorro el polen, por lo que para ellos se sembrarán solanáceas como papa, chile, tomate, cucurbitas como calabazas, melones y sandías. “Será un primer ejemplo para después replicarlo en otras partes del país”, precisó.
Alertó también que esta tarea que va a realizar la Semarnat cobra relevancia ante una nueva actividad económica, como la “renta de polinizadores”, en la que criadores de abejas y abejorros mueven sus colmenas a los campos agrícolas que se lo demandan. “El traslado de polinizadores a regiones de donde no son originarias puede acarrear problemas como propagación de enfermedades e invasión de hábitat con poblaciones que se escapan y se adaptan rápidamente a los nuevos ambientes, desplazando a las especies nativas”
Finalmente invitó a la ciudadanía a hacer su propio jardín de polinizadores con la siembra de plantas que provean de alimento y refugio a estas especies, con lo que se ayuda a crear corredores y abarcar áreas más extensas.
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Vía: Semarnat
Imagen: Picture Alliance