En un mundo cada vez más fracturado por guerras, desigualdades económicas, cambio climático y una creciente desconfianza en las instituciones internacionales, surge la pregunta: ¿es posible construir un futuro común?
El pasado domingo, los líderes de los 193 países miembros de la ONU intentaron responder a esa pregunta al adoptar el Pacto para el Futuro, un acuerdo que promete abordar los desafíos más urgentes del siglo XXI.
Aunque el consenso global parece un logro en sí mismo, el escepticismo es inevitable: ¿será este pacto realmente suficiente para generar el cambio que el mundo necesita?
La magnitud de los problemas que enfrentamos—desde el colapso medioambiental hasta la inestabilidad geopolítica—exige soluciones ambiciosas, pero los obstáculos políticos y las diferencias ideológicas dificultan el camino.
Países como Rusia, Venezuela y Nicaragua han mostrado una resistencia clara a este nuevo acuerdo, subrayando las tensiones persistentes en un mundo donde las alianzas tradicionales se ven cada vez más fragmentadas.
¿Cómo puede este pacto, con todas sus limitaciones, generar acciones concretas y efectivas cuando algunas de las principales potencias no están comprometidas con el mismo?
Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, no lo disimula: los desafíos del siglo XXI requieren soluciones que estén a la altura de su complejidad.
Desde la paz y la reforma de instituciones internacionales hasta cuestiones tecnológicas emergentes como la inteligencia artificial, el Pacto para el Futuro establece una serie de 56 acciones que buscan ofrecer respuestas.
Sin embargo, el propio Guterres ha expresado su frustración ante las dificultades de alcanzar un consenso realmente ambicioso. Al final, el documento aprobado no es vinculante, lo que hace preguntarse si la comunidad internacional tiene la voluntad y capacidad de pasar de las palabras a los hechos.
¿Alcance real o buenas intenciones? Los pros y contras del Pacto
El Pacto para el Futuro promete una hoja de ruta ambiciosa para enfrentar desafíos como el cambio climático, la desigualdad y la reforma de las instituciones globales, presentándose como una oportunidad para reafirmar el compromiso con el multilateralismo.
En teoría, este acuerdo podría servir como una plataforma para coordinar esfuerzos globales y generar alianzas que aborden problemas urgentes, como la transición energética, la paz internacional y la adaptación a las nuevas tecnologías.
Si los países logran movilizar recursos y voluntad política, podríamos estar ante el inicio de un cambio significativo que mejore las condiciones de vida de millones de personas, especialmente en las naciones en desarrollo.
Sin embargo, los riesgos de este pacto no son menores. El hecho de que no sea vinculante puede limitar seriamente su impacto, ya que deja la implementación en manos de la buena fe de los gobiernos, que a menudo se ven atrapados en sus propios intereses económicos o políticos.
Países productores de combustibles fósiles, por ejemplo, podrían seguir dificultando la transición energética global si no reciben incentivos claros o apoyo financiero suficiente.
Además, las tensiones geopolíticas, como las protagonizadas por Rusia y sus aliados, podrían entorpecer los esfuerzos para reformar instituciones clave como el Consejo de Seguridad de la ONU o el sistema financiero internacional, debilitando las aspiraciones del Pacto antes de que puedan materializarse.
En este sentido, el Pacto corre el riesgo de convertirse en una serie de compromisos simbólicos que, aunque bien intencionados, carecen del poder necesario para transformar la realidad global.
¿Será suficiente para movilizar los medios de implementación, o nos enfrentamos a otro caso de promesas que se diluyen frente a los intereses nacionales? La respuesta dependerá de la disposición de los países más influyentes a asumir un liderazgo real, incluso cuando eso implique sacrificios a corto plazo.
Qué dice el Pacto del Futuro y cuáles son las acciones
El “Pacto del Futuro” estableció una larga lista de acciones, divididas en cinco capítulos, pero también un anexo muy amplio titulado “Pacto Digital”, con recomendaciones, sugerencias, propuestas y otras acciones destinadas a establecer regulaciones, controles, medidas sobre las redes sociales, las empresas tecnológicas y un capítulo de enorme importancia: la inteligencia artificial. Finalmente, incluyó un último anexo con una serie de planteos vinculados a las “Generaciones Futuras”.
En el primer capítulo de las acciones, titulado “Desarrollo sostenible y financiación para el desarrollo”, la ONU propuso:
1. Emprenderemos acciones audaces, ambiciosas, aceleradas, justas y transformativas para implementar la Agenda 2030, alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y no dejar a nadie atrás.
2. Centraremos en la erradicación de la pobreza nuestros esfuerzos por implementar la Agenda 2030.
3. Pondremos fin al hambre y eliminaremos la inseguridad alimentaria y todas las formas de malnutrición.
4. Reduciremos el déficit de financiación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en los países en desarrollo.
5. Velaremos por que el sistema multilateral de comercio siga siendo un motor del desarrollo sostenible.
6. Invertiremos en las personas para acabar con la pobreza y reforzar la confianza y la cohesión social.
7. Redoblaremos nuestros esfuerzos por construir sociedades pacíficas, justas e inclusivas en pro del desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos, crear a todos los niveles instituciones eficaces e inclusivas que rindan cuentas y defender los derechos humanos y las libertades fundamentales.
8. Lograremos la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas como contribución decisiva para avanzar en todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible y sus metas.
9. Reforzaremos nuestras acciones para hacer frente al cambio climático.
10. Aceleraremos nuestros esfuerzos por restaurar, proteger, conservar y utilizar de forma sostenible el medio ambiente.
11. Protegeremos y promoveremos la cultura y el deporte como componentes integrales del desarrollo sostenible.
12. Haremos planes para el futuro y redoblaremos nuestros esfuerzos colectivos por impulsar la plena implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de aquí a 2030 y posteriormente.
El capítulo II, titulado “Paz y seguridad internacionales”, propuso:
13. Redoblaremos nuestros esfuerzos por construir y mantener sociedades pacíficas, inclusivas y justas y abordar las causas profundas de los conflictos.
14. Protegeremos a todos los civiles en los conflictos armados.
15. Garantizaremos que las personas afectadas por emergencias humanitarias reciban el apoyo que necesitan.
16. Promoveremos la cooperación y el entendimiento entre los Estados Miembros, reduciremos las tensiones, procuraremos el arreglo pacífico de las controversias y resolveremos los conflictos.
17. Cumpliremos nuestra obligación de acatar las decisiones de la Corte Internacional de Justicia y defender su mandato en cualquier causa en la que nuestro Estado sea parte.
18. Consolidaremos y sostendremos la paz.
19. Aceleraremos el cumplimiento de nuestros compromisos sobre las mujeres, la paz y la seguridad.
20. Aceleraremos el cumplimiento de nuestros compromisos sobre la juventud, la paz y la seguridad.
21. Adaptaremos las operaciones de paz para responder mejor a los problemas existentes y las nuevas realidades.
22. Abordaremos las graves repercusiones de las amenazas a la protección y la seguridad marítimas.
23. Procuraremos lograr un futuro sin terrorismo.
24. Prevendremos y combatiremos la delincuencia organizada transnacional y los correspondientes flujos financieros ilícitos.
25. Promoveremos el objetivo de un mundo libre de armas nucleares.
26. Respetaremos nuestras obligaciones y compromisos en materia de desarme.
27. Aprovecharemos las oportunidades que ofrecen las tecnologías nuevas y emergentes y abordaremos los riesgos que puede plantear su uso indebido.
El Capítulo III, titulado “Ciencia, tecnología e innovación y cooperación digital”, estableció:
28. Aprovecharemos las oportunidades que ofrecen la ciencia, la tecnología y la innovación en beneficio de las personas y el planeta.
29. Ampliaremos los medios de implementación para los países en desarrollo a fin de aumentar sus capacidades en materia de ciencia, tecnología e innovación.
30. Velaremos por que la ciencia, la tecnología y la innovación contribuyan al pleno disfrute de los derechos humanos de todas las personas.
31. Velaremos por que la ciencia, la tecnología y la innovación mejoren la igualdad de género y la vida de todas las mujeres y niñas.
32. Protegeremos, aprovecharemos y complementaremos los conocimientos indígenas, tradicionales y locales.
33. Ayudaremos al Secretario General a reforzar el papel de las Naciones Unidas en el apoyo a la cooperación internacional en materia de ciencia, tecnología e innovación.
En el Capítulo IV, titulado “Juventud y generaciones futuras”, la ONU planteó:
34. Invertiremos en el desarrollo social y económico de la infancia y la juventud para que puedan alcanzar todo su potencial.
35. Promoveremos, protegeremos y respetaremos los derechos humanos de todas las personas jóvenes y fomentaremos la inclusión social y la integración.
36. Aumentaremos la participación significativa de la juventud a nivel nacional.
37. Aumentaremos la participación significativa de la juventud a nivel internacional.
Y por último, en el Capítulo V, “Transformación de la gobernanza global”, Naciones Unidas se planteó:
38. Transformaremos la gobernanza global y revitalizaremos el sistema multilateral para afrontar los retos, y aprovechar las oportunidades, que se nos presenten en la actualidad y en el futuro.
39. Reformaremos el Consejo de Seguridad, reconociendo la urgente necesidad de que sea más representativo, inclusivo, transparente, eficiente, eficaz y democrático y tenga más rendición de cuentas.
40. Intensificaremos nuestras gestiones en el marco de las negociaciones intergubernamentales sobre la reforma del Consejo de Seguridad con carácter prioritario y sin demora.
41. Reforzaremos la respuesta del Consejo de Seguridad para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales y su relación con la Asamblea General.
42. Haremos mayores esfuerzos por revitalizar la labor de la Asamblea General.
43. Reforzaremos el Consejo Económico y Social para acelerar el desarrollo sostenible.
44. Reforzaremos la Comisión de Consolidación de la Paz.
45. Fortaleceremos el sistema de las Naciones Unidas.
46. Garantizaremos el disfrute efectivo de todos los derechos humanos de todas las personas y responderemos a los retos nuevos y emergentes.
47. Aceleraremos la reforma de la arquitectura financiera internacional para hacer frente a los problemas actuales y futuros.
48. Aceleraremos la reforma de la arquitectura financiera internacional para dar más voz y representación a los países en desarrollo.
49. Aceleraremos la reforma de la arquitectura financiera internacional a fin de movilizar financiación adicional para los Objetivos de Desarrollo Sostenible, responder a las necesidades de los países en desarrollo y dirigir la financiación hacia quienes más la necesitan.
50. Aceleraremos la reforma de la arquitectura financiera internacional para que los países puedan tomar préstamos de forma sostenible a fin de invertir en su desarrollo a largo plazo.
51. Aceleraremos la reforma de la arquitectura financiera internacional para mejorar su capacidad de apoyar a los países en desarrollo de forma más eficaz y equitativa durante las perturbaciones sistémicas y aumentar la estabilidad del sistema financiero.
52. Aceleraremos la reforma de la arquitectura financiera interna.
53. Elaboraremos un marco sobre sistemas para medir el progreso hacia el desarrollo sostenible que complementen el producto interno bruto y vayan más allá de él.
54. Reforzaremos la respuesta internacional a las perturbaciones mundiales complejas.
55. Fortaleceremos nuestras alianzas para cumplir los compromisos existentes y abordar los problemas nuevos y emergentes.
56. Reforzaremos la cooperación internacional para la exploración y utilización del espacio ultraterrestre con fines pacíficos y en beneficio de toda la humanidad.
¿Qué pensamos en #PlanetaB?
El Pacto para el Futuro refleja el intento de la ONU de mantener el multilateralismo vivo en un contexto geopolítico difícil. Poner a 193 países de acuerdo es una hazaña notable, pero también puede ser su principal debilidad.
En busca de consenso, el resultado ha sido catalogado por algunos como un "mínimo común denominador", un documento que intenta complacer a todas las partes sin generar el impulso transformador que muchos esperaban.
Las críticas más recurrentes apuntan a que, aunque incluye buenas ideas, no es un plan revolucionario. Los intereses de las grandes potencias, especialmente los países productores de combustibles fósiles y aquellos con posturas más rígidas en el ámbito geopolítico, siguen limitando las posibilidades de acción.
¿Es realista esperar que este tipo de acuerdos no vinculantes generen cambios profundos? Para muchos observadores, la verdadera prueba no está en la firma de documentos sino en su implementación.
¿Están los líderes mundiales preparados para convertir las ideas del pacto en políticas nacionales concretas y, sobre todo, en acciones audaces? La historia reciente nos sugiere lo contrario. Los compromisos climáticos, por ejemplo, se han venido adoptando durante décadas con resultados mixtos y a menudo insuficientes.
Si bien este Pacto puede ser visto como un paso hacia adelante, también es un recordatorio de las limitaciones inherentes al sistema multilateral. La pregunta que queda en el aire es si las naciones, especialmente aquellas con mayor poder de influencia, estarán dispuestas a sacrificar intereses inmediatos por el bienestar colectivo a largo plazo.
A medida que el mundo observa con atención, las expectativas están más en las acciones futuras que en las promesas de hoy. ¿Será este pacto un catalizador para el cambio, o simplemente un parche más en un sistema que requiere una renovación más profunda y radical? Solo el tiempo, y la disposición de los países a cumplir sus compromisos, lo dirá
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