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México regresa al Foro de Davos con agenda estratégica ¿estará a la altura? ¿se logrará algo?



México reafirma su presencia en el ámbito internacional con su regreso al Foro Económico Mundial (WEF) en Davos, Suiza.


La delegación estará encabezada por Alicia Bárcena, secretaria de Medio Ambiente, y Marcelo Ebrard, secretario de Economía, en lo que se interpreta como un mensaje claro de la administración de Claudia Sheinbaum sobre la importancia de fortalecer la posición del país en eventos globales.


Bárcena abordará el cambio climático y la descarbonización en paneles programados para el 21 y el 23 de enero, mientras que Ebrard participará el 22 en discusiones clave sobre comercio y el potencial económico de América Latina.


Este regreso ocurre después de un periodo de ausencia durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, quien priorizó una agenda doméstica y desestimó estos foros internacionales.


Sheinbaum, quien asumió la presidencia en octubre pasado, ya ha dado muestras de un cambio en la política exterior mexicana. Su participación en la cumbre del G20 en noviembre marcó un contraste con su predecesor, y ahora busca aprovechar la plataforma de Davos para posicionar a México como un actor global clave en medio de dinámicas como el "nearshoring", que promete impulsar la economía nacional mediante la relocalización de cadenas productivas.


Sin embargo, este regreso no está exento de desafíos. A pesar del optimismo generado por el ‘Plan México’, presentado recientemente como una estrategia para atraer inversiones y situar al país entre las 10 economías más grandes del mundo, los primeros meses del nuevo gobierno han estado marcados por incertidumbres económicas.


Las tensiones comerciales con Estados Unidos, encabezadas por las amenazas de aranceles del presidente electo Donald Trump, y la controversia en torno a la reforma judicial que propone jueces elegidos por voto popular, generan preocupación entre los mercados y los sectores empresariales.


¿Qué pensamos en #PlanetaB?


El Foro de Davos, que este año reunirá a 3,000 líderes de 130 países, promete ser un espacio para la construcción de soluciones globales.


Entre los asistentes destacan figuras como Ding Xuexiang, viceprimer ministro de China; Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea; Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español; y Javier Milei, presidente de Argentina.


México tendrá que aprovechar este escaparate para demostrar su capacidad de liderazgo y compromiso con los retos globales.


Sin embargo, la participación de alto nivel no debe convertirse en un ejercicio meramente simbólico. El verdadero reto será traducir las promesas y las alianzas internacionales en beneficios tangibles para la ciudadanía mexicana.


En un mundo marcado por la incertidumbre geopolítica, ¿puede México realmente capitalizar su regreso a Davos para consolidarse como una potencia emergente?


La respuesta dependerá de la capacidad de este gobierno para equilibrar sus ambiciones globales con las necesidades locales y de enfrentar los retos internos sin descuidar la cooperación internacional.

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