Al parecer, el presidente López Obrador ha encontrado una forma verdaderamente innovadora de abordar la crisis climática: simplemente ignorarla.
En lugar de destinar recursos a proyectos que mitiguen los efectos del cambio climático, ha decidido que el Tren Maya, con su enfoque en el turismo masivo, es la solución ideal. Esto no solo subraya una falta de visión estratégica, sino también una sorprendente habilidad para priorizar el lucro inmediato sobre la sostenibilidad a largo plazo.
El gobierno federal ha destinado 24 mil millones de pesos originalmente previstos para la lucha contra el cambio climático al controvertido proyecto del Tren Maya, una emblemática obra del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Este movimiento ha generado un considerable desvío de recursos que, en lugar de enfocarse en la adaptación y mitigación de los efectos del calentamiento global, han sido redirigidos a un proyecto de infraestructura turística.
Hasta el 31 de mayo, solo se había erogado un 17% de los recursos modificados, es decir, 4 mil 112 millones de pesos. Esta cifra refleja una ejecución muy por debajo de lo previsto, lo que plantea serias dudas sobre la efectividad y la verdadera finalidad del gasto.
Además, en los primeros meses del año, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) realizó ajustes presupuestarios significativos, reasignando cerca de 97 mil millones de pesos destinados también a la lucha contra el cambio climático, a la Secretaría de Turismo. Esta redistribución evidencia una preferencia clara por proyectos turísticos sobre iniciativas medioambientales.
El Tren Maya, que pretende fomentar el turismo masivo y el crecimiento económico en el sureste mexicano, no ha demostrado tener acciones específicas orientadas al combate del cambio climático en sus objetivos oficiales. A pesar de los esfuerzos del gobierno por justificar esta asignación de fondos, las autoridades encargadas de la obra y el proyecto han mostrado falta de transparencia en el uso de estos recursos.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) ha eludido proporcionar detalles precisos sobre el uso de los fondos, alegando incompetencia y desviando la responsabilidad a otras dependencias, como la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), que está a cargo de la construcción del Tren Maya.
El "Informe del avance físico de los Programas Presupuestarios Aprobados en el PEF 2024", entregado a la Cámara de Diputados el 28 de junio, confirma que la Secretaría de Hacienda realizó ajustes presupuestarios sustanciales, incrementando los fondos asignados a la Secretaría de Turismo de 1,937 millones a 98,315 millones de pesos, mientras que los recursos para el cambio climático se han visto recortados de manera drástica.
¿Qué pensamos en #PlanetaB?
Este desvío de fondos plantea una cuestión fundamental sobre las prioridades del gobierno en materia de sostenibilidad ambiental. La inversión en el Tren Maya, si bien puede tener beneficios económicos a corto plazo, debería ser reconsiderada a la luz de su impacto ambiental y del sacrificio de recursos cruciales para la lucha contra el cambio climático.
La falta de transparencia y la aparente desvinculación entre el gasto y los objetivos medioambientales nos llevan a cuestionar si estamos verdaderamente comprometidos con el futuro del planeta o si, en realidad, estamos sacrificando el medio ambiente en favor de proyectos de infraestructura que, aunque importantes, no abordan las crisis globales que enfrentamos.
La administración actual demuestra una habilidad prodigiosa para transformar fondos destinados a causas nobles en meros adornos para proyectos faraónicos. En lugar de un legado de avance ambiental, el presidente dejará un legado de megaestructuras que, si bien impresionan en el papel, fallan en enfrentar los verdaderos desafíos del siglo XXI.
Comments