La Ciudad de México enfrenta una crisis de escasez de agua que se anticipaba para el año 2050, pero esta realidad ha llegado con 26 años de antelación, reveló Armando Rosales, presidente de la Asociación Mexicana de Urbanistas.
"Los peores escenarios de cambio climático que se preveían oficialmente para 2050, los alcanzamos en 2024", según Rosales.
Las proyecciones oficiales estimaban una disminución del 13 al 17% en la disponibilidad de agua para el año 2050, afectando principalmente los sistemas Cutzamala, Lerma, y los acuíferos que surten a la capital del país.
Rosales destacó en un coloquio en el Instituto de Ciencias Aplicadas y Tecnología (ICAT) de la UNAM que los cálculos, delineados en la Estrategia Local de Acción Climática 2021-2050 de la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema), se han visto superados por la realidad actual.
La situación ha empeorado debido a las sequías que han mermado el caudal que llega a la ciudad a través del Sistema Cutzamala, cuyas aportaciones han disminuido significativamente de 32.2 metros cúbicos por segundo en 2023, a rangos de 24.5 y 26.6 metros cúbicos por segundo en el presente año, lo que representa una reducción del 15 al 21%, de acuerdo con datos proporcionados por el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex).
Rosales, quien también es profesor en la Facultad de Estudios Superiores Aragón de la UNAM, destacó que "todo el sistema de presas del poniente, que utilizamos para controlar las avenidas de agua en la época de lluvias, seis meses está seco".
Esta situación ha llevado a una disminución en el consumo doméstico por persona a 85 litros diarios, por debajo de los 100 litros recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
A pesar de los esfuerzos por sectorizar y mejorar la red de distribución de agua, persiste una distribución desigual y una eficacia limitada en la recuperación de fugas. Como medida alternativa ante la escasez, se ha optado por la perforación de pozos, incluso levantando vedas existentes por decreto federal, lo que ha generado preocupaciones adicionales, como el secado de la laguna de Zumpango para favorecer operaciones del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y el riesgo de hundimientos en la zona debido a la extracción de agua subterránea.
La ciudad reutiliza apenas una tercera parte del agua que utiliza, señalando una necesidad crítica de invertir no solo en la apertura de nuevos pozos sino también en el tratamiento y aprovechamiento del agua, incluyendo la captación pluvial a gran escala. Rosales enfatiza la urgencia de desarrollar grandes sistemas públicos de captación de agua de lluvia y la reutilización del agua como medidas esenciales para asegurar la viabilidad hídrica de la Ciudad de México. De no tomar medidas significativas, advierte que el agua fósil, acumulada en el subsuelo durante siglos, podría agotarse en menos de un siglo debido a la explotación intensiva.
Este escenario crítico supera las predicciones más sombrías sobre el cambio climático para la Ciudad de México, urgiendo a acciones inmediatas y contundentes para revertir esta tendencia y asegurar el suministro de agua para sus habitantes.
¿Qué pensamos en PlanetaB?
Esta situación, exacerbada por decisiones gubernamentales que favorecen concesiones a la industria de bebidas sin abordar adecuadamente las fugas críticas de agua, refleja un manejo irresponsable de un recurso esencial. Al mismo tiempo, la percepción social de que el agua es un bien inagotable ha contribuido a su derroche, mientras que las empresas se aprovechan, acaparan y malgastan el agua, agravando aún más la crisis.
Hacemos un llamado urgente a la acción: es crucial que nos movilicemos para presionar a las autoridades a invertir en infraestructuras que promuevan la captación de agua pluvial a gran escala y mejoren el tratamiento y reutilización del agua.
La crisis actual es un claro indicador de que sin un cambio significativo en cómo gestionamos nuestro recurso más precioso, la viabilidad hídrica de la Ciudad de México está en juego. Únete a nosotros para exigir cambios que aseguren un futuro sostenible para nuestra agua.
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