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G7 fija el 2035 como límite para cerrar sus centrales de carbón... un avance, aunque lento ante la urgencia climática

La lentitud con la que actúan los gobiernos del mundo es lamentable. Si bien es positivo ya tener una fecha para cerrar las centrales de carbón, 11 años es demasiado para un planeta que continúa calentándose y el sentido de urgencia parece ser nulo.


El Grupo de los Siete (G7) alcanzó un consenso significativo el pasado 29 de abril de 2024, comprometiéndose a cerrar todas sus centrales eléctricas a carbón para el año 2035.


Este acuerdo, logrado durante una reunión en Italia, marca un avance crucial en la transición hacia la eliminación de los combustibles fósiles, especialmente el carbón, el más contaminante entre ellos.


El ministro británico de Seguridad Energética y Cero Neto, Andrew Bowie, destacó la importancia del acuerdo en declaraciones a la cadena CNBC:


“Tenemos un compromiso para dejar de usar carbón en la primera mitad de la década de 2030. Es un hito histórico”.


Aunque el establecimiento de una fecha definitiva es un paso positivo, algunos críticos, (nosotros entre estos) consideran que el plazo hasta 2035 no refleja la urgencia necesaria frente al acelerado calentamiento global.


El lento avance en la adopción de medidas efectivas ha sido motivo de crítica, especialmente cuando estudios recientes sugieren que las emisiones deben reducirse a la mitad durante esta década para cumplir con el objetivo de 1.5 °C establecido en el Acuerdo de París de 2015.


El acuerdo también tiene un impacto potencial más allá del G7, según Luca Bergamaschi, cofundador del grupo de reflexión italiano sobre cambio climático ECCO:


“Ayuda a acelerar el cambio de inversiones del carbón a tecnologías limpias, especialmente en Japón y en toda la economía asiática del carbón, incluyendo a China e India”.


Diplomáticos italianos informaron que el acuerdo técnico será incluido en el comunicado final de la reunión, que se publicará el próximo 30 de abril tras dos días de deliberaciones.


Contexto del carbón en el G7


Actualmente, el carbón sigue siendo un componente significativo en la matriz energética de varios países del G7.


En Italia, por ejemplo, el carbón representó el 4.7% de la producción de energía el último año, con planes de cierre total para 2025, excepto en Cerdeña, donde la fecha se extiende hasta 2028. En Alemania y Japón, el carbón tiene un peso aún mayor, superando el 25% de la producción eléctrica.


Estos datos subrayan la diversidad de situaciones dentro del G7 y el reto que supone para algunos miembros avanzar más rápidamente hacia el abandono del carbón. Mientras Francia aboga por una eliminación antes de 2030, Japón, con un tercio de su electricidad derivada del carbón, muestra resistencia a un plazo más corto.


Este nuevo compromiso del G7 es un reflejo del papel crucial que juegan estas economías, que representan el 28% del PIB mundial y son responsables del 21% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, en la lucha global contra el cambio climático.


A medida que se acerca la próxima cumbre climática COP28, el mundo estará atento a cómo estos países implementan sus compromisos y lideran el camino hacia un futuro más sostenible y libre de carbón.


¿Qué pensamos en #PlanetaB?


El anuncio del cierre progresivo de estas plantas es un reconocimiento necesario de la necesidad de dejar atrás los combustibles fósiles. Sin embargo, es crucial destacar que esta medida llega tarde y sigue siendo insuficiente frente a la magnitud del problema. El tiempo que se pierde en negociaciones y plazos dilatados solo agrava la situación ambiental.


Es evidente que los intereses económicos y políticos siguen primando sobre la protección del planeta y el bienestar de las generaciones futuras. Mientras los gobiernos continúen priorizando las ganancias a corto plazo sobre la preservación del medio ambiente, seguiremos enfrentando una crisis climática cada vez más devastadora.


Es hora de que los líderes mundiales actúen con la urgencia y determinación que esta emergencia global requiere.


El tiempo para tomar medidas audaces y significativas es ahora, no en un futuro distante. La inacción y la complacencia solo perpetuarán el sufrimiento y la destrucción que ya estamos presenciando en todo el mundo debido al cambio climático.


En última instancia, este acuerdo del G7 es un recordatorio doloroso de la ineptitud y la falta de voluntad política de los gobiernos para abordar seriamente la crisis climática.


Necesitamos líderes que estén dispuestos a tomar medidas valientes y transformadoras, incluso si eso significa desafiar los intereses poderosos que se benefician del statu quo. Solo entonces podremos tener esperanza de un futuro sostenible para nuestro planeta y las generaciones venideras.


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