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El eterno problema del ozono en la CDMX: autoridades presentan nuevas medidas

Desde hace décadas, la Ciudad de México ha enfrentado altos niveles de ozono, un contaminante que afecta la calidad del aire y la salud de millones de habitantes. 


Durante la temporada seca y cálida, la combinación de radiación solar intensa, cielos despejados y vientos débiles propicia su acumulación, desencadenando contingencias ambientales que limitan la movilidad y ponen en riesgo a la población vulnerable. 


Aunque las autoridades anuncian cada año estrategias para mitigar el problema, la realidad es que la metrópoli sigue atrapada en un ciclo de contaminación difícil de romper.


Recientemente, diversas dependencias federales y locales, entre ellas la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) y la Secretaría del Medio Ambiente (SEDEMA) de la Ciudad de México, dieron a conocer su plan de acción para la temporada de ozono en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) este 2025.


La subsecretaria de Regulación Ambiental de la SEMARNAT, Ileana Villalobos Estrada, subrayó que la metrópoli, con más de 22 millones de habitantes y cinco millones de vehículos en circulación, enfrenta una crisis ambiental derivada de múltiples fuentes de emisión, como la industria, el comercio, los hogares y los incendios forestales.


El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) prevé una temporada seca-cálida con entre cuatro y cinco ondas de calor de hasta siete días de duración. Si bien se espera una reducción en los días de contingencia en comparación con 2024, las condiciones atmosféricas seguirán favoreciendo la formación de ozono.


Propuestas para la temporada de ozona 2025


Entre las estrategias planteadas para mitigar la contaminación destacan:


  • Movilidad sustentable: Expansión del sistema ECOBICI, cinco nuevas líneas de Cablebús, una nueva línea de Metrobús eléctrico y la sustitución progresiva de la flota de transporte público por unidades eléctricas.

  • Regulación del transporte de carga: Fortalecimiento del programa de autorregulación para fomentar la electromovilidad en este sector.

  • Campañas informativas: Iniciativas para concienciar sobre la protección de la salud, el combate de incendios forestales y el saneamiento de ríos.

  • Reducción de emisiones en viviendas: Promoción del uso responsable de productos como pinturas, aromatizantes y solventes que generan compuestos orgánicos volátiles.

  • Restricciones en contingencias: Limitación de la circulación de vehículos oficiales, prohibición de la quema de residuos y fomento del trabajo a distancia.


La SEDEMA ha reiterado recomendaciones básicas como evitar el uso de solventes, cargar gasolina después de las 18:00 horas, reducir el tiempo de baño y utilizar transporte público o bicicleta en distancias cortas. Sin embargo, la pregunta sigue en el aire: ¿son estas acciones suficientes para revertir el problema de fondo?


¿Qué pensamos en #PlanetaB? Un ciclo que se repite


Si bien las medidas anunciadas son necesarias, la realidad es que la CDMX y su zona metropolitana continúan en una lucha desigual contra la contaminación. 


La regulación vehicular avanza lentamente y las soluciones estructurales, como el rediseño del transporte público y la reducción de la dependencia de combustibles fósiles, siguen en deuda. 


Mientras las estrategias sigan centradas en paliativos y no en transformaciones profundas, cada año la historia se repetirá: contingencias ambientales, restricciones temporales y ciudadanos resignados a respirar un aire que sigue siendo un riesgo latente para su salud.



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