En un mundo que avanza hacia la sustentabilidad y la búsqueda de alternativas energéticas más limpias, resulta desconcertante que en México se siga apostando por proyectos que perpetúan la dependencia de los combustibles fósiles.
Un claro ejemplo de esta visión anacrónica es la construcción de la refinería de Dos Bocas en Tabasco, una inversión multimillonaria que, lejos de impulsar el progreso hacia energías renovables, refuerza una industria que cada vez es más cuestionada por sus impactos ambientales y sociales.
La obstinación del actual gobierno, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, no solo pone en riesgo el presente, sino que también hipoteca el futuro de las próximas generaciones, que pagarán las consecuencias de decisiones basadas en la soberbia y la ceguera política.
Recientemente, el municipio de Paraíso, Tabasco, se vio obligado a cerrar el acceso a la Playa del Sol, ubicada a escasos 6 kilómetros de la nueva refinería de Dos Bocas, debido a la aparición de residuos de chapopote en la costa.
El Gobierno Municipal, a través de sus áreas de Protección Civil y Protección Ambiental, informó sobre la restricción del acceso y anunció que, junto con Pemex, han iniciado trabajos para sanear las áreas afectadas. Sin embargo, las autoridades no han dado explicaciones claras sobre el origen de estos residuos.
La cercanía de la Playa del Sol con el puerto petrolero de Dos Bocas y la refinería Olmeca, que comenzó a producir en agosto de 2022, levanta serias dudas sobre la relación entre estos eventos.
Este incidente no es aislado: en los últimos meses, se han reportado otras afectaciones ambientales en la región, como la aparición de chapopote en playas de Veracruz y la muerte masiva de peces en el río Seco, cuyo color cambió drásticamente, presuntamente por la contaminación de la planta.
¿Qué pensamos en #PlanetaB?
Es imperativo reflexionar sobre las consecuencias de seguir invirtiendo en infraestructuras que perpetúan un modelo energético obsoleto. Mientras otros países avanzan hacia un futuro sustentable, en México nos aferramos a proyectos que dejan una huella ecológica devastadora. Es responsabilidad de la sociedad exigir un cambio de rumbo, antes de que sea demasiado tarde y el costo de la soberbia política sea irreversible.
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Imagen: Animal Político
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