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Balance de la COP29: ¿Qué nos dejó Bakú?


La Conferencia de las Partes (COP29) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático concluyó recientemente en Bakú, Azerbaiyán. Este encuentro anual, que reúne a líderes mundiales, científicos, activistas y representantes de diversos sectores, se ha consolidado como el foro más importante para abordar la crisis climática.


A pesar de algunos avances, varios temas urgentes quedaron sin resolver, evidenciando las tensiones entre ambición y acción en la diplomacia climática.


Principales acuerdos alcanzados


  1. Financiamiento climático: Los países desarrollados se comprometieron a invertir 300,000 millones de dólares anuales, un monto significativo, aunque distante de los más de un billón de dólares solicitados por los países en desarrollo. Este financiamiento es vital para ayudar a las economías más vulnerables a adaptarse a la crisis climática y avanzar hacia energías limpias.

  2. Mercado global de carbono: Se acordaron normas para el comercio de créditos de carbono, incentivando reducciones de emisiones e inversiones en proyectos sostenibles. Este sistema, respaldado por la ONU, busca equilibrar las responsabilidades entre países emisores y aquellos con menor impacto ambiental.

  3. Fortalecimiento del límite de 1.5°C: Aunque se reafirmó el compromiso de mantener el aumento de temperatura dentro de este umbral, la falta de medidas inmediatas sigue siendo una preocupación.


Temas pendientes y nuevos desafíos


  1. Fondos para pérdidas y daños: Aunque se reconoce la importancia de compensar a los países más afectados, aún no existen mecanismos operativos para garantizar que los recursos lleguen a quienes más los necesitan.

  2. Acciones a corto plazo: Las promesas siguen centradas en plazos largos (2035 o 2050), dejando sin atención urgente las necesidades de los próximos cinco años.

  3. Eliminación de combustibles fósiles: Persisten los desacuerdos sobre la eliminación gradual del carbón, petróleo y gas, lo que ralentiza la transición energética global.

  4. Crisis de deuda climática: Los países en desarrollo, enfrentando deudas crecientes, exigen apoyo financiero justo para no sacrificar sus economías en nombre del clima.


Compromisos de México


México ratificó sus objetivos de emisiones netas cero para 2050, pero no presentó un plan de acción actualizado ni compromisos adicionales para el corto plazo.


Aunque el país reiteró la necesidad de un enfoque regional para la acción climática, su dependencia de combustibles fósiles y la falta de incentivos internos siguen limitando su capacidad de liderar con el ejemplo.


No se presentaron avances significativos respecto a sus objetivos previos, como alcanzar un 35% de generación eléctrica con fuentes limpias para 2024, algo que parece cada vez más difícil de lograr.


¿Qué pensamos en #PlanetaB?


La COP29 puso en evidencia que los foros climáticos están logrando acuerdos importantes, pero insuficientes para enfrentar la magnitud de la crisis ambiental.


Los compromisos no vinculantes, los plazos extensos y la falta de herramientas operativas para los temas más urgentes minan la confianza en el sistema multilateral.


En el caso de México, sus metas reflejan una voluntad política que no está respaldada por acciones concretas. Mientras el mundo avanza, aunque lentamente, en la transición energética, el país parece quedarse rezagado en la implementación de políticas efectivas.


El Secretario General de la ONU, António Guterres, calificó la COP29 como una base sobre la cual construir, pero destacó que los compromisos alcanzados son insuficientes frente a un año marcado por temperaturas récord y desastres climáticos devastadores. Guterres urgió a los gobiernos a traducir las promesas en acciones concretas, especialmente los países del G20, responsables de la mayoría de las emisiones globales.


Mientras los avances como el mercado de carbono global ofrecen esperanza, el incumplimiento de acuerdos y la brecha entre países desarrollados y en desarrollo amenazan con socavar los logros obtenidos.


La COP29 debe verse no como un fin, sino como un punto de partida para la transformación urgente que el planeta exige.


Los próximos meses serán cruciales. La COP30 no puede ser otra reunión de buenas intenciones; debe ser el espacio donde las promesas se conviertan en hechos. De lo contrario, el esfuerzo global corre el riesgo de quedarse corto, dejando un futuro incierto para las próximas generaciones.


La lucha contra el cambio climático necesita decisiones valientes que trasciendan los intereses económicos y políticos. ¿Estarán los países, incluido México, dispuestos a liderar con el ejemplo y priorizar el planeta sobre sus agendas internas?


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