Quien haya tenido la oportunidad de ver una ballena jorobada, sabrá que es un espectáculo fascinante verlas surcar los mares a una impresionante velocidad, saltando, sumergiéndose, en fin, son una especie animal fascinante.
Las ballenas necesitan de nuestra ayuda, ya sea disminuyendo nuestro consumo de plástico para evitar que más toneladas ingresen a los mares y sean ingeridas por las ballenas o para ‘echarles una mano’ para regresar al mar.
Esto es lo que sucedió en Ecuador en la Isla de Puná, donde una ballena fue rescatada con la ayuda de 37 voluntarios que la ayudaron a volver al mar.
Las costas de la Isla de Puná, en la región de Guayaquil, dan hacia el océano Pacífico, por donde transitan las ballenas que migran de un hemisferio a otro. En estas aguas es posible el avistamiento de las ballenas jorobadas, pero también es posible que queden varadas.
Pobladores de Puna descubrieron una ballena jorobada varada en la playa y de inmediato se organizaron para rescatar al animal para que volviera al mar. Durante 7 horas trabajaron 37 personas, entre funcionarios, marinos y demás voluntarios.
Embarcaciones, cuerdas y mucho esfuerzo fue necesario para devolver al cetáceo al mar. Hasta el momento alcaldes y demás políticos se han pronunciado para elogiar la gran labor, la realidad es que la sociedad una vez nos enseña de qué estamos hechos y que si queremos podemos lograr grandes proezas.
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Imagen: Un Nuevo Día
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