La Isla Inaccesible (Tristán de Acuña), nombrada por su remota localización en el Atlántico Sur, es parte de la ecorregión denominada pradera y matorral de las islas Tristán da Cunha y Diego Alvares.
Es una reserva natural protegida que, junto a la isla de Gough, ha sido designada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1995, abarcando un área protegida de 7,900 hectáreas y zona de respeto de 390 mil hectáreas y es reserva de vida silvestre y hábitat del rasconcillo (Atlantisia rogersi), el ave no voladora viva más pequeña del mundo.
A pesar de no contar con habitantes, es más alarmante que la Isla Inaccesible tenga una grave presencia de contaminación plástica. De acuerdo con un reciente estudio, la mayoría de las botellas que acaban en sus costas fueron arrojadas por buques mercantiles.
Un equipo internacional encabezado por Peter Ryan, del Instituto FitzPatrick de Ornitología Africana en Sudáfrica, analizó los tipos y procedencias de desechos plásticos en la resaca que el océano arroja en la única ensenada de la isla accesible durante 60 días al año después de una travesía de siete días desde Ciudad del Cabo.
El estudio publicado en la revista PNAS, es una prueba más de cómo las islas flotantes de plástico en medio de los océanos se van formando por residuos plásticos, en su mayoría de un solo uso, tanto por consumidores como por las industrias pesqueras y navieras que liberan miles de toneladas en nuestros mares.
Los autores del artículo recolectaron y analizaron miles de desechos obtenidos durante visitas a la isla en 1984, en 2009 y 2018. La isla se encuentra en el Atlántico Sur, en medio de un torbellino de corrientes a escala oceánica que concentran en el centro “vórtices de desechos”.
“...En general se cree que la mayoría de los desechos plásticos que flotan en el mar procede de sitios en tierra, pero son pocas las pruebas que sustentan esta suposición. Desde 1984 se han obtenido registros de los desechos a lo largo de la costa oeste de la isla Inaccesible que tiene un nivel elevado de carga de residuos grandes...”, añadió Ryan.
Si bien inicialmente la mayoría de las botellas en la isla Inaccesible tenían inscripciones que mostraban que venían de Sudamérica, transportadas por las corrientes desde esas costas hasta 3,000 kilómetros hacia el oeste, en 2018 más del 75 por ciento provenían de Asia, especialmente de China.
“...El incremento rápido de los desechos asiáticos, principalmente de China, combinado con la fabricación reciente de estos objetos, indican que los buques son responsables por la mayoría de las botellas que flotan en el océano Atlántico central del sur...”, indicó el artículo.
Las fechas de fabricación eran recientes, 90% en los dos años previos a la publicación, excluyendo las que viajaron desde la costa asiática, desde donde el recorrido de la basura dura entre tres a cinco años.
Las botellas plásticas de bebidas muestran la tasa de incremento más alta entre esa marejada de desechos con un aumento del 15 por ciento anual comparado con un 7 por ciento para otros tipos de residuos. Para su evaluación, el equipo de Ryan empleó dos indicadores: la marca de procedencia y la fecha de fabricación de las botellas.
Debido a que el número de buques pesqueros asiáticos se ha mantenido estable desde la década de 1990, mientras que el número de buques mercantes asiáticos y principalmente chinos ha aumentado significativamente en el Atlántico, los investigadores concluyen que todas estas botellas provienen de buques mercantes, que se deshacen de ellas en lugar de traerlas de vuelta a tierra.
“...No hay otra explicación: provienen de embarcaciones y no de las tierras costeras. Parte de la flota mercante parece ser responsable y aparentemente es la flota asiática...”, declaró Peter Ryan.
Los científicos añadieron que esto viola las regulaciones del Convenio Internacional para prevenir la contaminación por los buques.
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Vía: Agencias Imagen: Getty Images