Una extraña enfermedad está aniquilando los arrecifes del caribe. Investigadores la han denominado ‘Síndrome Blanco’, y en un año ha acabado con el 30% del sistema coralino de Cozumel, uno de los más importantes del mundo.
La enfermedad realiza lesiones en el tejido del borde del coral. Lo consume o desprende, hasta que queda solo el esqueleto, el problema es que adicional de consumirlo, bloquea la posibilidad de que se pueda regenerar.
El Síndrome blanco, que se pensaba solo estaba afectando al estado de Quintana Roo, se está propagando por Belice y Yucatán, amenazando el segundo sistema de arrecifes más importante del mundo, alertan expertos que han realizado expediciones para constatar el problema.
Entre los lugares afectados están el Parque Nacional Arrecife Alacranes, en Yucatán, Banco Chinchorro, al sur de Quintana Roo y las costas de Belice.
“...En Chinchorro se detectó apenas el 23 de junio. En Alacranes se detectó dos semanas antes. Estos eran nuestros bastiones de conservación, se mantenían bien, no estaban infectados. Es triste...”, lamentó Cristopher González Baca, quien es encargado de la Dirección Regional Península de Yucatán y Caribe Mexicano de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).
De acuerdo con González, el Parque nacional Arrecife Alacranes tiene un nivel de afectación de mediano a alto y una situación parecida estaría ocurriendo en Belice.
“...En octubre de 2018 estuve en Belice para inspeccionar sus corales y entonces no encontramos nada. Pero me acaban de decir mis colegas de allá que ya hallaron el síndrome...”, dijo María del Carmen García Rivas, directora del Parque Nacional Arrecife de Puerto Morelos.
En mayo de 2018 fue cuando comenzaron a identificarse pequeñas manchas blancas en los corales. Después de diversos estudios, se determinó que se trataba de una enfermedad insólita en México y en menos de un año, ha acabado con más del 30% de los corales del Sistema Arrecifal Mesoamericano: un hábitat para más de 100 mil especies.
Peor aún, al ser un fenómeno ‘aislado’ y reciente, los estudios que se tienen son nulos y no se han encontrado las causas de cómo se propaga la enfermedad y ni qué se puede hacer para detenerla o prevenirla.
Una vez que los corales adquieren la enfermedad, su tejido se desprende hasta dejarlos desnudos, en el puro esqueleto, y mueren en cuestión de semanas.
Al menos en Puerto Morelos, que es el área de estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la Conanp, han muerto prácticamente todos los llamados corales, que son hábitats de diferentes especies.
“...En Puerto Morelos, en un área que estudia la UNAM, el 85 % de las colonias de corales están afectadas...” en ciertas áreas, alertó.
Ante la amenaza de desaparición de algunos corales como los de tipo cerebro -llamados así comúnmente por su forma esferoide- la Conanp emprendió la tarea de rescatar el ADN de éstos a fin de preservarlo y, eventualmente, realizar acciones de restauración.
Una hipótesis es la epidemia de sargazo, que puede generar una alteración en los nutrientes que cambian la composición química del agua, proceso conocido como eutrofización, lo cual acelera la muerte de los corales.
“...Al existir más nutrientes, se fomenta que las algas -incluido el sargazo- se reproduzcan con mayor velocidad y cubran los arrecifes. Lo que va a pasar, no ahora, pero sí en un futuro es que tengamos arrecifes de algas en vez de corales…”, explica Rosa Rodríguez, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM.
Además, las sustancias tóxicas que emana el sargazo generan condiciones de poco oxígeno, y sin este, los corales o cualquier organismo vivo, mueren.
Satélites de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) captaron recientemente una muralla de sargazo de más de 8,500 kilómetros de longitud que se extiende desde África Occidental hasta el Golfo de México.
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Vía: EFE Imagen: Conabio