Nuevamente sale a relucir el tema del Tren Maya y no es para menos ya que al día de hoy todavía no cuenta con un estudio de impacto ambiental.
Especialistas y organizaciones medioambientales solicitan con urgencia un estudio para medir el impacto de vibraciones; así mismo, alertan sobre el ‘muro’ que impondrán a los jaguares, daños por aguas residuales y tala desmedida.
En los últimos años, en la zona de Tulum se han descubierto distintos sistemas de cuevas, como la de Sac Actún, la cual es el sistema de cueva de cuevas más grande del mundo y se ha considerado un tesoro paleontológico ya que se han encontrado fósiles con una antigüedad de 10 mil años.
Pero es en esta misma región donde el presidente López Obrador planea construir la vía del flamante Tren Maya y una de sus estaciones, lo que representaría un riesgo para sitios de valor biológico y patrimonio cultural.
Durante las últimas décadas, especialistas han documentado los múltiples sistemas de cuevas que existen en la región; hoy se tienen registrados 358 los cuales abarcan cerca de 1,400 kilómetros de laberintos acuáticos y son la mayor reserva de agua dulce de México.
En caso de que se realice el proyecto del Tren Maya, -cosa casi segura- será necesario y esencial conocer la ubicación exacta de estos cuerpos para evitar daños o provocar colapsos; se estima que existen diversas cavidades aún no exploradas… menuda tarea que tiene el gobierno del Sr. Obrador.
“…Estos acuíferos conforman uno de los almacenes de agua más dulce del planeta y son de gran importancia para el ecosistema porque muchas de las raíces de los árboles se alimentan de esta agua; además es vital para el funcionamiento de la selva y para el presente y futuro de toda la península…”, dijo Francisco Remolina, ex director del Área de Protección de Flora y Fauna Yum Balam.
De acuerdo con Arturo Bayona, quien es responsable de los estudios ambientales del Proyecto Gran Acuífero Maya, si la vía se coloca en lugares donde la capa cárstica es delgada, se podría correr el riesgo de resquebrajamiento.
“…Los estudios de suelo son fundamentales porque se debe garantizar que la costra de roca sea lo suficientemente fuerte para aguantar el peso del tren y la vibración que provoque al pasar…”, según Bayona.
La vibración del tren es uno de los factores que más preocupa a los expertos, ya que algunos sistemas de cuevas son inestables y se desconoce su debajo de la vía hay un suelo firme o rocas que se podrían desplazar fácilmente.
“…La vibración que se generará durante años podría acelerar el proceso natural de colapsos…”, afirma Emiliano Monroy, hidrogeólogo de la Northwestern University Technological institute.
Lo que mucho se ha argumentado es que las vías del Tren Maya serán las mismas que la del tramo ferroviario ya existente que cruza por Campeche y Yucatán, pero esto es una verdad a medias; falta hacer hincapié de la construcción de una vía de nada menos de 542 kilómetros de largo la cual atravesaría Quintana Roo; especialistas señalan la necesidad de un sondeo geofísico y geohidrológico en toda la ruta.
“…Elaborar los estudios pertinentes en los 1,5220 kilómetros que contempla el Tren Maya tardaría al menos 1 año y con una resolución mínima que sólo permita saber si hay cavidades y a cuántos metros…”, apunta Monroy.
Tema aparte es el agua: otro gran contratiempo son la construcción de las estaciones, debido a las aguas residuales que generarán los miles de usuarios. Diferentes sitios turísticos no tienen un adecuado sistema de drenaje sanitario e infraestructura de aguas negras.
“…Los sistemas de cuevas tienen la función de mantener un equilibrio hidrológico en la región. En Sac Actún y Ox Bel trasladan el agua que se filtra de la selva hacia el océano, la distribuye al mar caribe…”, de acuerdo con Monroy.
La descarga de agua dulce hacia la costa es fundamental para la existencia de los manglares ya que mantiene un equilibrio ecológico en la cosa, además de que son reguladores naturales de nutrientes y sirven como protección contra huracanes.
Finalmente, la península de Yucatán es el segundo lugar más importante para la población del jaguar, sólo superada por el Amazonas. Pero el trazo de la vía del tren pasaría por regiones donde habita una considerable población de esta felina catalogado en peligro de extinción.
El construir en esta región significaría levantar un 'muro' que restringiría al jaguar y su hábitat. La construcción del tren podría colocarlo en una situación de riesgo pues sería como mantenerlo en una isla y se le orillaría a tener menos posibilidades de sobrevivencia.
“…Entendemos que es un proyecto en beneficio social, pero debemos estar atentos y exigir que se haga de una forma ordenada y sobre todo con un soporte científico y asesorado por un grupo multidisciplinario...”, finalizó Monroy.
Es lo que siempre se ha pedido en proyectos anteriores, presentes y futuros; no es que estemos en contra de este tipo de iniciativas, sólo que se elaboren con un sustento y minimizando el impacto ambiental / ecológico.
______________________________
Ví: El Universal Imagen: El Financiero