De acuerdo con un estudio respaldado por la ONU Medio Ambiente, el consumo de carne es una de las formas más destructivas en las que dejamos una huella negativa en el planeta.
Debido a la descomposición de materia orgánica, la ganadería es una de las principales fuentes de emisión de metano, un gas de efecto invernadero más poderoso que el dióxido de carbono y que claramente contribuye al calentamiento global.
Para que nos hagamos una idea del alcance de la ganadería, imaginemos que las vacas formaran su propio país, sería el tercero en emisiones de gases de efecto invernadero. Incluso la población de res es la mayor del mundo con más de 1.5 mil millones de cabezas de ganado.
El impacto medioambiental no se limita únicamente a la emisión de gases contaminantes, sino que llega a nuestros recursos naturales como bosques y agua.
En distintos puntos del mundo, extensas porciones de bosques y selvas están siendo taladas para dar paso a cultivos de soja y maíz y crear pastos para el ganado. Se estima que una hamburguesa de res de 110 gramos consume cerca de 1,695 litros de agua.
Lo preocupantes es que la demanda de carne ha ido en aumento a nivel mundial, principalmente porque más personas tienen un mayor poder adquisitivo y pueden acceder a este alimento, adicional a los subsidios que reciben las empresas ganaderas.
El Fondo de la ONU para la Alimentación y la Agricultura proyecta un crecimiento del 76% hasta el año 2050. “...Se consumirá más carne que nunca en la historia, y pagaremos un precio ambiental y humano, a menos que se haga un cambio...”, asegura ONU Medio Ambiente.
“...La producción ganadera es una fuente realmente importante de vitaminas y proteínas, y genera ingresos para muchas familias de bajos recursos. Sin embargo, las pequeñas operaciones de cría orgánica tienen una huella ambiental muy diferente en comparación con la producción pecuaria de tipo industrial....”, dijo James Lomax, oficial de gestión de programas de sistemas alimentarios sostenibles de la agencia.
La recomendación de la ONU, para aquellos que no quieren dejar de comer carne, es lograr un consumo más responsable, por ejemplo cambiar a carne ecológica y disminuir el consumo.
“...En el núcleo del problema ambiental está en la forma en que se produce la carne y, de manera crucial, se consume. Debemos explorar formas de lograr un equilibrio ecológico. Reducir el consumo intensivo de carne producida industrialmente es bueno para todos y para el planeta”, aseguró Lomax.
Por otro lado, la crianza de animales ocupa alrededor del 80% de la tierra agrícola, pero la carne sólo contribuye al 18% de las calorías a nivel mundial.
En temas de salud, el consumo de carne procesada tiene implicaciones negativas ya que se utilizan una gran cantidad de antibióticos para criar el ganado y mantenerlo libre de enfermedades (debido a las condiciones insalubres en las que viven los animales). Estos antibióticos terminan en los alimentos y contribuyen a desarrollar resistente a medicamentos en los seres humanos.
Finalmente, pero no menos importante, está el maltrato animal. Por un lado están las condiciones en las que se crían a los animales y por otro el matar a un ser vivo para alimentarse.
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Vía: ONU Medio Ambiente Imagen: Getty images / NBC