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OGM, ¿la solución para el medio ambiente y la hambruna mundial?


Los organismos genéticamente modificados (OGM) son un tema polarizado, hay quienes afirman que son la solución para los problemas que se vienen en torno a disponibilidad de alimentos, otros están en contra por supuestos problemas relacionados con la salud. Lo cierto es que la ingeniería genética es una aliado importante en la protección del medio ambiente.

Los cultivos han cambiado constantemente, de hecho ya es difícil encontrar alimentos 100% 'originales'. Actualmente se aplica la ingeniería en alimentos para eliminar malezas, o ser innatamente venenosos para sus depredadores, como el algodoncillo, que reduce la cantidad de pesticidas necesarios para mantener la cosecha segura.

El debate está en torno a sí estas nuevas soluciones son buenas o no para el medio ambiente. Información de diferentes estudios afirman que no presentan riesgos y la realidad es que los cultivos transgénicos son más sostenibles y productivos que los cultivos tradicionales.

La sostenibilidad es una medida de la capacidad de un entorno local para seguir siendo diverso y productivo. Estudios demuestran que elegir cultivar OGM ha tenido un mejor desempeño que los cultivos no modificados genéticamente en los últimos 20 años.

Cualquier tipo de agricultura conduce inevitablemente a la pérdida de biodiversidad: la inmensa diversidad de bosques y bosques se despeja por la monotonía y el monocultivo de los cultivos que necesitamos para nuestra alimentación, alimento, fibras y combustible. Esta deforestación y agricultura representan entre el 20% y 30% por ciento de todas las emisiones de gases de efecto invernadero.

Pero los cultivos de transgénicos han demostrado ser mejores para la biodiversidad que ya que reducen el uso de pesticidas. Un OGM puede incrementar sus defensas haciendo que los pesticidas sean menos necesarios. Por ejemplo, el maíz está diseñado para ser tóxico para los depredadores.

En los cultivos transgénicos se injerta una toxina específica para sus depredadores, lo que los hace menos dañinos que un aerosol con efectos colaterales; esto quiere decir que ataca con precisión mientras que otros insectos inofensivos no se ven afectados.

Dicha ingeniería genética es notablemente eficiente: de acuerdo con un metanálisis realizado en el 2014, los transgénicos requieren un 37% menos de pesticidas que la agricultura convencional.

Un estudio basado en 839 publicaciones publicadas durante 20 años, afirma que en todo el mundo, el maíz transgénico no afecta a la gran mayoría de los insectos. Básicamente, no se dañó a las mariquitas ni a las mariposas, al menos no más de lo que hubieran sido a través de la agricultura convencional. Los únicos insectos que se vieron afectados fueron el barrenador europeo del maíz (el objetivo deseado), el gusano de la raíz del maíz occidental y otras plagas del maíz.

Un aspecto importante de la biodiversidad es el suelo en un área determinada: una cucharadita de tierra contiene más organismos vivos que las personas en el mundo y los microorganismos del suelo tienen un impacto crucial en la fertilidad y la sostenibilidad de los sistemas agrícolas.

Las comunidades microbianas del suelo no se ven afectadas por los cultivos OGM, que interactúan con los microorganismos del suelo (lombrices, insectos, hongos y bacterias) de la misma manera que los cultivos no modificados genéticamente.

La productividad de los OGM es de un 20% por ciento más alta que la de las plantas no modificadas genéticamente, por lo que es una forma eficiente de abordar la creciente demanda global de alimentos debido al crecimiento de la población.

A medida que el cambio climática avanza, la tierra se vuelve más árida por lo que existen menos suelos para cultivar y el agua se convierte en un recurso más escaso. Los cultivos tradicionales no son tolerantes a sequías o inundaciones, por lo que los rendimientos de agrícolas podrían disminuir.

Un estudio reveló que por cada grado centígrado que aumente la temperatura en el mundo, se perderían entre un 3% y 7% de los rendimientos globales de trigo, arroz, maíz y soja. Deben tomarse medidas para incluir cultivos transgénicos que retengan más agua y ser más resistentes a sequías.

La ingeniería en alimentos es el progreso hacia un cultivo de alimentos más sostenible. Imaginemos en un futuro cultivos que mejoren su fotosíntesis o menores tiempos de cosechas, mejores rendimientos menos uso de tierra, en sí se podrían desarrollar grandes avances con un enfoque progresista moral. ___________________________

Vía: Salon

Imagen: Monsanto

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