Nos falta mucho por hacer en el sector educativo, de hecho aquí es donde salen las grandes ideas para el futuro. Los niños y jóvenes nos inspiran a ser mejores, pero se necesita un ambiente con una visión sostenible y futurista.
La primaria Zuvarabuda de Nyanga, en Zimbabue, está siendo un ejemplo en cuanto a buenas prácticas sobre mejorar los hábitos de higiene y la gestión de residuos.
La escuela está inscrita en un programa de la Unión Europea (UE), que tiene como finalidad mejorar las instalaciones de agua y saneamiento, la promoción de prácticas de higiene y la limpieza y reciclaje del entorno.
El mensaje que tiene la escuela a su entrada es ‘cero tolerancia a la basura’ y cada alumno y profesor es responsable de mantener limpio el centro educativo.
Pero como historia tiene un inicio. En el caso de la escuela fue con el proyecto de la UE ‘Saneamiento para el éxito’ que se desarrolló entre el 2014 y 2017 y benefició a casi 2 mil vecinos de zonas urbanas marginadas de los distritos de Nyanga y Murewa.
Entre los beneficiados estaban los alumnos de la escuela Zuvarabuda, quienes con apoyo de los llamados embajadores de la higiene aprendieron la importancia de lavarse las manos, usar el retrete y mantener limpio el entorno… pero no se quedaron sólo en esto.
Hoy, la escuela se ha convertido en un ejemplo de economía circular. Los materiales que los alumnos recogen de los alrededores para mantener limpio su entorno son aprovechados de forma creativa.
Por ejemplo, los jardines del colegio están delimitados por botellas de plástico llenas de tierra. También, las tapas de botellas de plástico se ocupan para convertirse en tapetes.
El sentido de aprovechar todo ha ido más allá de lo que se imaginaron en un inicio los lideres del programa ya que los alumnos junto con vecinos de los dos distritos han conseguido recoger el 100% de de residuos sólidos, según los datos de la evaluación del programa de la UE.
En el 2016 los alumnos del colegio ganaron el concurso nacional de innovación en la gestión de residuos que convoca la Agencia de Gestión Ambiental de Zimbabue; el premio fue de $300 dólares.
El programa ha logrado salir adelante gracias a que los mismo alumnos se convierten en pequeños embajadores de la causa, en maestros de buenas prácticas entre amigos y familia.
Dylan Marima, de 15 años, enseña a sus amigos en el colegio que la basura es útil y que se pueden hacer muchas cosas. Marima también hace conferencias para formar y dar consejos sobre salud. “...Es importante que sepan lavarse las manos, usar el baño, separar la basura y cuidar el medio ambiente…”, asegura.
Dentro de los desechos que encuentran los alumnos están los neumáticos, los cuales han logrado darles un nuevo uso, como asientos o botes de basura.
"...Ellos los recogen y fabrican cosas. Los beneficios del programa no solo se están notando en la escuela, sino en toda la comunidad, hay cero tolerancia a la basura...", afirma la directora del centro, Chihota Tendai.
De acuerdo con el programa 'Saneamiento para el éxito', durante los tres se ha conseguido reducir un 42% el número de personas sin acceso a servicios de saneamiento como retretes, tratamiento de aguas residuales o gestión adecuada de basura sólida.
Esto quiere decir que ha disminuido un 71% el ir al baño al aire libre. Igualmente, también ha descendido en un 41% la tasa de enfermedades relacionadas con la falta de acceso a saneamiento.
La escuela y su comunidad son un claro ejemplo de que estar limitado en recursos no quiere decir que no puedas ser más sostenible. Zimbabue ocupa el puesto 158 de 188 en el Índice de Desarrollo Humano, pero la escuela de Nyanga ha conseguido convertirse en un ejemplo de economía circular, limpieza y mejora de la salud de sus alumnos.
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Vía: El País Imagen: El País