Sí, somos seguidores del presidente francés Emmanuel Macron, ya que desde el inicio de su mandato ha dejado claro que tiene el objetivo de hacer de Francia el país más progresista en términos sostenibles, sobre todo en el desperdicio de productos.
Hace dos años, fueron el primer país en aprobar una ley que impedía que las tiendas de supermercados tiraran los alimentos que se aproximaba su fecha de caducidad, ahora este enfoque se está llevando hacia el sector textil.
En 2016, Francia presentó un aumento de las personas homeless (sin hogar) quienes hurgaban los contenedores de los supermercados buscando algo que comer. La respuesta de las tiendas fue poner más candados en sus contenedores para evitar el ‘robo’; pero el país aprobó una ley donde exige a los supermercados que donen a la caridad la comida en vez de tirarla.
Algo similar podría ocurrir próximamente con el desperdicio de ropa para el 2019. El primer ministro Edouard Philippe tiene el objetivo de crear una economía circular en Francia, y de entre las numerosas propuestas, una de ellas es prohibir tirar cualquier prenda que no se venda.
Emmaus, una organización benéfica fundada en París que se centra en la pobreza, ha estado abogando por una expansión de la ley de residuos alimentarios en la industria del vestido.
"...La fecha límite de 2019 permite al gobierno evaluar la situación, calcular la cantidad de textiles desechados, revisar los procedimientos implementados por las empresas y los problemas involucrados...", dijo Valerie Fayard, asistente general de Emaús Francia, a Novethic.
De acuerdo con Fashion Network, Europa desecha cuatro millones de toneladas de ropa, mientras que cinco millones de toneladas se vuelven a poner en el mercado cada año. Francia, representa el 17.5% (700 mil toneladas) de ese desperdicio y sólo el 22.9% (160 mil toneladas) de lo que se tira se recicla.
La presión social aumentó en febrero pasado, cuando Nathalie Beauval publicó una foto de una tienda de ropa francesa, Celio, destruyendo ropa vieja. “....Deberían ser donados a organizaciones benéficas en lugar de ser destruidos…”, expresó en su cuenta de Facebook.
Los funcionarios de la tienda argumentaron que era política de la empresa cortar en trozos la ropa ya que no se podía surtir y que regularmente donaban prendas de vestir más viejas.
Para lograr esta transición, el gobierno busca agregar incentivos para presionar a estas compañías a que se deshagan voluntariamente de la ropa. Se espera que la legislación pase en algún momento el próximo año.
Es importante recalcar que la industria textil es una de las más contaminantes en el mundo, se usa una gran cantidad de recursos naturales como agua, tierra para cultivo de materiales, combustibles fósiles y colorantes para crear una prenda; todo esto para que al final no se venda y en vez de darle un uso se desgarren y terminen inservibles.
Es lamentable que una marca no recicle la ropa que no llegó a vender y la tire a la basura, pero es humanamente denigrante desgarrar la ropa que no se vendió para que nadie la pueda usar; ¿en qué mundo vivimos donde es mejor destruir la ropa en vez de donarla a gente necesitada?, esperemos que esta legislación entre en vigor para que en caso de que no quiera donarse se recicle la ropa.
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Vía: Inhabitat Imagen: Nathalie Beauval