“...La contaminación no es más que los recursos que no estamos aprovechando. Permitimos que se dispersen porque ignoramos su valor…”, R. Buckminster Fuller, diseñador, arquitecto, visionario e inventor estadounidense.
En los últimos años, y más en el 2017, hemos sido testigos de cómo la contaminación del aire se ha colocado como la mayor amenaza para el medio ambiente.
Basta dar un vistazo a ciudades como Nueva Delhi o Pekín que hoy por hoy continúan luchando contra la polución del aire. Ver una ciudad cubierta con tapabocas ya es una imagen cotidiana en estas ciudades y en muchas otras del mundo.
En 2014, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la polución del aire como la mayor amenaza, ya que representaba 6.5 millones de muertes al año; por lo que diferentes ciudades están buscando soluciones.
Para lograr disminuir esta amenaza, un proyecto que se lanzó por kickstarter el año pasado por Graviky Lab, un ‘spin-off’ de MIT que trabaja en soluciones innovadoras para problemas de cambio ambiental, está rompiendo paradigmas crear tinta a partir de los escapes de los coches.
“...Desarrollamos KAALINK, una tecnología sin filtro que captura las emisiones de carbono que se desprenden de un auto de combustión por el tubo de escape. Antes de que entren al entorno los contaminantes son capturados para transformarlos en tintas AIR-INK…”, así lo dice su creador.
El ingeniero Anirudh Sharma ideó un enfoque disruptivo. Mientras caminaba en Mumbai en 2013, el estudiante de MIT Media Lab notó que las columnas de escape de diesel emitidas por autobuses y automóviles manchaban su ropa de negro.
“...Pensé: ¿y si pudiéramos reciclar todo este hollín que ensucia el mundo y usarlo como pigmento para hacer algo hermoso, como la tinta?...", dijo Sharma.
Fue así como formó una startup llamada Graviky Labs y pasó los últimos tres años desarrollando un filtro de escape que pudiera capturar el 95% de los restos contaminantes y convertirles en tinta y pintura.
El resultado de este proceso fue Air-Ink, la primera línea de suministros de arte fabricados a partir de la contaminación del aire. Tras una campaña exitosa en Kickstarter en el 2017, las pinturas, rotuladores y aerosoles a base de aceite de la startup se lanzarán en junio pasado.
Todo esto suena fenomenal y realmente simple, pero es un proceso laborioso. La materia prima para Air-Ink se recolecta a través de un dispositivo cilíndrico patentado llamado Kaalink que se ajusta al tubo de escape del vehículo y atrapa el carbono no quemado antes de expulsarlo al aire.
Posteriormente, Sharma y su equipo eliminan las impurezas como los metales y los carcinógenos, muelen el hollín purificado en pigmento de tinta y lo mezclan con aceite vegetal para crear tintas, marcadores y pinturas.
Cada plumín de 30 mililitros contiene entre 40 y 50 minutos de contaminación atmosférica capturada por Kaalink, mientras que cada lata de aerosol de seis litros contiene 2 mil de escape de diesel.
Al día de hoy, Sharma y su equipo afirman haber limpiado casi 1.7 billones de litros de aire en Hong Kong y en la India, produciendo 770 litros de tinta, el equivalente -en términos de emisiones- a conducir continuamente un camión de diésel durante 2.3 años.
Esta cifra es realmente impresionante, considerando que sólo han distribuido 75 filtros de escape entre amigos y familiares este proyecto promete ser una gran solución.
Sharma afirma que el potencial es enorme y más si se pudiera atar estos filtros a los escapes de taxis, autobuses o chimeneas industriales. Tan siquiera en el Reino Unido se podrían limpiar 30 billones de litros de aire al año al atar estos cilindros a los taxis.
Es una gran solución en lo que se realiza la transición a autos eléctricos, ya que esta transición, y más en países que no tienen esta infraestructura adelantada, está retrasada.
Vía: Graviky
Imagen: Graviky