Normalmente no escuchamos mucho de países tan alejados como Papúa Nueva Guinea, en la región suroeste del Pacífico, pero esto no quiere decir que se pasen por alto los abusos que se están cometiendo en este país.
Este país insular tuvo una fuerte protección de sus bosques y selvas tropicales hasta hace un par de años. Grupo ambientalistas acusan al gobierno actual de no hacer nada en una situación que compete a todo el país.
La nación del pacífico superó a Malasia -otro país con altos índices de deforestación- y se convirtió en el principal exportador de madera de selva tropical.
Se ha acusado a políticos y funcionarios por tener una relación muy cercana con las empresas madereras y de aceptar sobornos para ayudar a acelerar los papeleos de licencias o pasar por alto atrocidades.
El distrito de Pomio, el cual contaba con una amplia extensión de selva ha ido desapareciendo a un ritmo alarmante. “...Hemos perdido todo, hasta hace dos años podrías estar parado en este mismo punto rodeado de grandes árboles y estarías viendo las copas de los árboles, pero estos se han ido…”, dijo Iggie Matapia, activista local al ser entrevistado por Al Jazeerah.
Papúa Nueva Guinea tiene una gran cantidad de reservas de selvas tropicales, más que cualquier otro país, pero la agricultura está terminando con estas, específicamente por los contratos de arrendamiento especial comercial y agrícola (SABL por sus siglas inglés) que se otorgan a grandes empresas madereras.
Se suponía que se emitirían estatutos que regularan a dichas empresas, pero al día de hoy las garras de las SABL cubren más de un 10% de toda la tierra de Papúa Nueva Guinea, estas tierras se ofrecen corruptamente a las compañías locales.
Toda la madera que se extrae es procesada en China y vendida alrededor del mundo como piso para cocinas.
Se ha tratado de poner un parche a esta deforestación con plantaciones de palma pero son sustitutos muy pobres y sabemos que es lo que sigue con este tipo de plantaciones, sólo se buscará tener más, así que el parche terminaría siendo un error.
"...Como reporteros debemos evitar las emociones la informar, pero esto es profundamente deprimente. Cuando lo vi por primera vez me quedé sin aliento. ¡sólo véanlo!, este paisaje tiene incontables cicatrices...", dijo Andrew Thomas, de Al Jazeerah.
Las compañías madereras alegan que han reactivado la economía del país al generar empleos, servicios y caminos en partes pobres del país; así mismo aseguran que han pagado a los terratenientes por sus tierras.
Pero la realidad no se puede negar, se tiene el comparativo de imágenes satélites de 2013 y 2018 donde se muestra lo que verdaderamente están haciendo estas compañías.
En algunos lugares, las compañías madereras han subsidiado la policía local y quienes intenten detener a los madereros han sido golpeados y amenazados con ser arrestados por estos policías.
De acuerdo con Justin Tkatchenko, Ministro de Tierras en Papúa Nueva Guinea, se está trabajando para cancelar los permisos de las empresas que están deforestando el país, pero el proceso es lento y más con la lluvia de abogados que tienen estas empresas.
En diferentes puntos del país, las compañías madereras están interponiendo un amparo a las cancelaciones de licencias. Estos amparos sólo hacen que los casos se extiendan en corte, mientras que la deforestación continua.
Esta historia es deprimente por sí misma, pero lo más triste es ver cómo se permiten este tipo de saqueos. El planeta seguirá, con o sin nosotros y los único culpables son los seres humanos.
Vía: Al Jazeerah
imagen: Al Jazeerah