La empresaria alemán Anke Domaske encontró una solución para crear fibras textiles sostenibles a partir de leche caducada.
Anke desarrolló un nuevo ‘textil’ que usa únicamente leche caducada que no daña el medio ambiente y ayuda a las personas con problemas alérgicos en la piel. Este ‘textil’ puede servir para drapeados y dobleces con una textura similar a la seda pero que se puede lavar y secar como el algodón.
"…Hemos inventado un sistema totalmente nuevo que recolecta la leche caducada, la revuelve y se vuelve a utilizar. Tener un trasfondo diferente hace que lo que hacemos sea completamente único y es algo de lo que estoy muy orgullosa…", Anke Domaske, CEO y fundadora de QMilch.
De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de Berlín, se encontró que los alemanes desperdician cerca de dos millones de toneladas de leche cada año. Aún caducada la leche tiene más de 200 vitaminas, minerales y proteínas que pueden procesarse y convertirse en recursos nuevos.
Tomando esto en cuenta Anke comenzó a probar diferentes métodos para usar este desperdicio y crear fibras hechas 100% de leche. Dicho proceso tiene una huella ambiental mínima y está bajo patente.
Anke inició esta aventura en el 2011, pero desde esta fecha hoy el negocio ha crecido considerablemente desde sus humildes comienzos. Como toda buena ida, QMilch inició en una pequeña cocina con tan sólo $200 dólares de productos de supermercado para comenzar la elaboración de fibra de leche. Hoy todo lo que Anke y su equipo de fabricación utilizan viene de recursos naturales y renovables.
La idea comenzó cuando el padrastro Anke padecía cáncer y no lograba encontrar ropa que estuviera libre de químicos. Incluso las fibras naturales como la lana ya no están elaboradas completamente de recursos naturales, también contienen pesticidas que no se pueden lavar.
Fue así como Anke comenzó a buscar por diferentes medios ropa natural y descubrió un viejo proceso sobre las fibras de la leche en YouTube que fue utilizado en los años 30, pero el proceso todavía usaba químicos que lo convertía en otro proceso no natural. Sin embargo, esta fue la semilla que germinó para crear QMilch.
La elaboración de la fibra le tomó a Anke y a su equipo cerca de dos años y es un proceso donde se reduce la leche caducada a polvo proteínico, el cual es hervido y comprimido para formar hilos que puedan tejerse para crear tela. Los hilos se pueden hacer tan gruesos o finos para crear diferentes tipos de tela.
Actualmente, la ropa depende de productos derivados del petróleo y el proceso de cultivo como en el caso del algodón, contienen altas dosis de pesticidas y diferentes químicos; adicional, el alto consumo de agua requerido para elaborar un kilo de algodón puede superar los 10 mil litros de agua, en el caso de QMilch, sólo son necesarios 2 litros de agua para fabricar 1 kg de fibra de textil.
Si bien, por el momento el precio por kilo está por encima del algodón orgánico alcanzando los 20 euros por kilo (aproximadamente $400 pesos), Anke espera que la producción local mantenga los costos bajos y reduzca el precio.
Vía: Bio-Based World New
Imagen: Ippinka