Comer siempre ha sido una parte esencial de nuestras vidas y sin duda uno de los mayores placeres. Hay personas que son más entusiastas al momento de comer que otras, pero al final del día todos necesitamos comer,ya sea por placer o por simple alimentación. La comida ha jugado un papel central en nuestras vidas y nos llena de nutrientes y vitaminas que necesitamos para el día a día pero ¿qué sucede con la comida que no comemos?
Más de un billón de toneladas de comida nunca es consumida por personas, eso equivale a 1/3 de toda la comida que se produce a nivel mundial. Esta cifra es suficientemente aterradora y nos pone a pensar lo que realmente podemos hacer, pero el mundo del desperdicio de comida es aún más tétrico:
1 de cada 9 personas en el mundo no tiene suficiente comida para llevar una vida activa
El costo a escala mundial de desperdicio de comida es de $940 billones de dólares cada año
8% de los gases de efecto invernadero que están acelerando el calentamiento de la Tierra pertenecen al desperdicio de comida
La comida que se cultiva y que posteriormente se desperdicia usa el 25% del agua que la agricultura requiere y necesita un espacio de tierra para su cultivo del tamaño de China
Este escenario es bastante escalofriante y lo peor de todo es que pensamos que no pasa nada.
Es por estas razones que las Naciones Unidas han decidido incluir esta problemática en la agenda global de Desarrollo Sustentable, la cual tiene como reto: reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita a nivel mundial para tiendas de autoservicio y consumidores así como la reducción de pérdidas de alimento en la producción para el 2030.
Un reporte emitido por parte de Champions12.3 (coalición de ejecutivos de gobiernos, empresas, organizaciones internacionales, instituciones de investigación, grupos de granjeros y sociedad civil, dedicados para inspirar ambiciones, movilizar acciones y acelerar el progreso hacia los objetivos de Sustentabilidad), detalla diferentes pasos que deben de suceder en el mundo, incluyendo la pérdida de comida y reducción de desperdicios para lograr los objetivos propuestos por la ONU.
Se han creado fondos como el que recientemente formó el gobierno danés para subsidiar el programa de de la Fundación Rockefeller ‘Yieldwise’ en donde se están invirtiendo 130 millones de dólares para realizar prácticas que reduzcan la pérdida y desperdicio de comida en Kenia, Tanzania, Nigeria, Estados Unidos y Europa.
Igualmente se han creado políticas así como programas de educación como ‘Save the Food’ para crear consciencia de lo que significa el desperdicio de comida.
Aunque es una meta desafiante y se necesitan mayores esfuerzos para combatir este problema en una escala global y lograr el objetivo para el 2030, los resultados de los programas son prometedores. En el Reino Unido, en un período de 5 años, se ha reducido el desperdicio de comida en las zonas habitacionales un 21%.
Debemos seguir el ejemplo que están mostrando países como el Reino Unido, crear una meta en común como país, empresas y sociedad para que todos actúen en pro de esta. Para lograrlo se necesita medir inicialmente cuál es la cantidad de desperdicio de alimentos y en qué parte del proceso es donde más se pierde; posteriormente cada país debería actuar de forma local, de esta forma las metas serán más alcanzables y las personas tomarán acción.
Vía: http://www.huffingtonpost.com/
Imagen: slowfood.com